miércoles, 6 de diciembre de 2017

MI LUCHA (PRIMERA PARTE)

"Sea este libro la piedra angular del edificio" Adolf Hitler

A más de 90 años de su lanzamiento, Mein Kampf (Mi lucha) está resultando un éxito de ventas. El instituto de investigación alemán que publicó en enero de 2016 una edición especial del libro comunicó que, desde su lanzamiento, las ventas han superado las expectativas.

Escrita por la figura contemporánea más discutida de Europa en cuanto a los verdaderos fines de su política, que significa la creación de una nueva forma de Estado y el triunfo de una nueva concepción de gobierno; aspectos de enorme interés para la ciencia política y para las enseñanzas que, adaptadas a sus propias necesidades, deduzcan los pueblos amantes de su nacionalidad.




La primera parte fue escrita en 1924 y algunos extractos de la misma se leen a continuación:
  • Advertí que el único recurso capaz de mejorar las cosas era emplear un método doble: por una parte, una sensación profunda de responsabilidad social, a fin de crear mejores principios para nuestro desarrollo; y por otra, una determinación despiadada de destruir todas aquellas excrecencias que no pudieran remediarse.
  • La intimidación en talleres y fábricas, en las asambleas y en las manifestaciones en masa, siempre se ve coronada por el éxito, mientras no tropiece con una fuerza de intimidación igualmente poderosa.
  • Nuestro concepto corriente acerca del vocablo "opinión pública" depende en medida muy escasa de nuestra propia experiencia o conocimientos, y muchísimo más, por el contrario, de lo que se nos pretende hacer creer; esto último se exhibe ante nuestros ojos como la esencia de una tarea educativa persistente y enfática.
  • La capacidad receptiva de las multitudes es sumamente limitada y su comprensión escasa; por otra parte, tienen ellas una gran facilidad para el olvido. Toda propaganda, para que sea eficaz, debe limitarse a pocos puntos.
  • El propósito de nuestra actual democracia no está en convocar una asamblea de hombres ilustrados y prudentes, sino más bien en reunir una recua de serviles nulidades, a las cuales resulta fácil guiar hacia determinadas direcciones, en particular cuando la inteligencia de determinado individuo es limitada. Esto tiene la virtud de permitir que los que empuñan realmente los hilos de los títeres puedan hallarse sanos y salvos en la penumbra sin que exista la más remota posibilidad de que se les haga personalmente responsables.
  • El propósito más elevado de la existencia humana no estriba tanto en defender un estado o un gobierno, como en preservar el carácter nacional. Los derechos humanos son más sagrados que los derechos del estado.
  • Por vez primera en la historia de Alemania, surgió la distinción entre el patriotismo dinástico corriente y el amor a la Patria y el Pueblo. 
  • Hube de modificar la favorable opinión que sobre los judíos me había formado cuando llegué a conocer sus actividades en el periodismo, el arte, la litaratura, el cine, el teatro. Empecé a estudiar cuidadosamente los nombres de todos los autores de libros social-democráticos, nada más que judíos. Los dirigentes, los secretarios de sindicatos, presidentes de asociaciones, pertenecían al "pueblo escogido".
  • Si la lucha por un sistema mundial no la dirigen héroes, prontos todos al sacrificio, será imposible, al poco tiempo encontrar combatientes dispuestos a morir. Un hombre que sólo lucha por sí mismo poco podrá ofrecer a la causa común.
  • Autoridad del estado, democracia, pacifismo, solidaridad internacional, no son sino meras ideas que convertimos en conceptos fijos y puramente doctrinarios.
  • Si nos preguntamos cuáles son las fuerzas que crean y conservan a los estados, llegaremos a la conclusión de que sólo caben bajo esta denominación: capacidad y disposición para sacrificarse individualmente en bien de la multitud.
  • Yo aborrecía a la miserable pandilla de alquilones políticos que habían traicionado a la patria. Rato hacía ya que yo había comprendido que esta gavilla pensaba mucho menos en el bienestar del país que en la necesidad de llenar sus exhaustos bolsillos. Satisfacer las ansias de aquella gente equivalía a sacrificar los intereses de la clase trabajadora. 
  • Para mí, lo mismo que para todos los verdaderos nacionalistas, no existe sino una doctrina: Nacionalidad y Patria. 
El carácter autobiográfico de la obra hace que adquiera mayor interés. En esta primera parte se narra la vivencia de Hitler durante la gran guerra y su experiencia como instructor. Además describe cómo se incorporó al Partido Obrero Alemán y la separación económica y social que existía en aquellos años; el perder la guerra sumió a Alemania en el desastre. Destina otro capítulo a la definición de la nación y la raza. En el último apartado desarrolla y explica los principios del movimiento, define el significado de Estado y la expansión del partido.