El trabajo en un departamento de una empresa estadounidense es conocido por su ambiente tóxico, sumado a la apatía de sus trabajadores y la falta de trato con sus clientes este lugar de trabajo se convierte en una pesadilla para los empleados.
La jefa de departamento se da cuenta del grave problema y de la reputación que adquiere su departamento y se plantea como poner solución a la deprimente situación. Se reúne un lunes a primera hora para discutir con los empleados y plantear las pautas para salir del hoyo. Llega a expresar su situación personal delante de los trabajadores para disculpar su falta de entrega en las tareas cotidianas.
Se propone poner remedio dando ejemplo y cambiando la actitud de los que la rodean. Propone realizar una excursión al mercado del pescado, uno de los más famosos de la ciudad y conseguir encontrar las cosas que sus trabajadores realizan de manera diferente a lo que ella está acostumbrada.
A pesar de las pegas iniciales se forman dos grupos de visita y todos toman notas de lo que ven y aportan las mejores ideas.
Se propone exponer varias presentaciones al finalizar y así concretar los puntos en los que se puede mejorar. Cada grupo expone sus ideas al resto y poco a poco va cambiando el ambiente de trabajo. El departamento se convierte en uno de los más solicitados y se consigue poner en marcha un lugar laboral en el que la gente se siente a gusto realizando su labor, por muy monótona o aburrida que sea esta.
La eficacia de un equipo radica en la capacidad de motivación. El trabajo es una recompensa para quién disfruta de él.