Cuando Herbert George Wells creó su ingeniosa máquina del tiempo, no se
limitó a trasladar a su inventor al año 802701 para contemplar un Londres
totalmente cambiado, una raza humana degenerada, una civilización en ruinas,
producto de un progreso científico incontrolado...
El científico que inventa la máquina para viajar a través del tiempo
realiza un viaje experimental y visita la Tierra en un futuro lejano descubriendo
que está habitada por los Eloi, pacíficos y ociosos. El Viajero del Tiempo
deduce que están tan avanzados que unas máquinas deben de trabajar por ellos.
Más tarde conocerá a los malvados y depredadores Morlocks, y habrá de escapar
para salvar la vida. A su regreso al presente su relato es recibido con
escepticismo.
Influido por el socialismo utópico, Wells hace en esta obra una lúcida
sátira de la sociedad capitalista de su tiempo, además de trasladar sus
inquietudes científicas y de plantear una reflexión, plenamente actual, sobre
la responsabilidad del ser humano respecto al futuro.
La máquina del tiempo, escrita en 1895 por Wells, es una síntesis de los
conocimientos científicos del autor, del maquinismo (creencia que confiaba en
que las máquinas serían la salvación de la humanidad), que hacía furor en la
época y de la visión escéptica de H.G. Wells respecto al rumbo tomado por la
sociedad que le tocó vivir, el relato describe un futuro inquietante en el que
dos razas semibestiales, los Eloi y los Morlock, comparten en una peculiar
simbiosis un planeta extraño y desolado sobre el que se han cernido catástrofes
y transformaciones, pero en el que brilla aún, como tenue esperanza, un hálito
de humanidad.
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