Todo apunta a que Elinor es culpable del asesinato. La muerte por envenenamiento de una mujer ya sea por acceder a su herencia o por un ataque de celos es la posible explicación. Poirot esta vez es contratado para buscar pruebas que demuestren la inocencia de la supuesta homicida.
Se encuentra ante un caso que no deja lugar a dudas, sin embargo, pone manos a la obra e intenta ver si es posible la muerte de la anciana por compasión, ya que esta estaba bastante enferma. Un suicidio asistido por Elinor con el fin de librarle de una muerte lenta y dolorosa.
Busca cualquier otro culpable que pudo estar en la escena cuando ocurrió el envenenamiento y casi todos los testigos mienten en sus explicaciones, la pericia de Poirot le lleva a comprender el motivo, una mentira de lo más inocente le lleva a desvelar la trama y así consigue reconocer que la policía había cometido un error bastante llamativo al examinar las pruebas.
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