Una fábula humorística en la que un tipo corriente da con una idea genial y abre su propio negocio.
Todo se basa en que: "El tiempo es dinero"; por lo que envasar algunos minutos en un frasco y venderlo a quien lo desee es un gran negocio.
Este tipo corriente prospera poco a poco, hasta que el gobierno le pone trabas. Al darle tiempo a la gente esta lo dedica a cosas de ocio, o a lo que verdaderamente quiere; por lo que no asisten al trabajo y el sistema deja de funcionar.
El presidente no sabe cómo volver a la normalidad y finalmente decide que ese tipo que desorganizó todo debe saber cómo solucionar el problema.
La respuesta es sencilla. Al invertir la frase inicial tenemos: "El dinero es tiempo".
El sistema vuelve a rodar, cambiando el único elemento de valor (el tiempo) por dinero.
Con esta fábula llena de humor, se describe el funcionamiento del sistema capitalista y la ley de la oferta y la demanda; para que cualquiera pueda entenderlo.
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