La inocencia de Alicia se ve reflejada en la aventura que le llega un día inesperado. Todo parece distinto y es que lo es, dónde se ha visto un lugar en el que los animales hablan... Alicia no recuerda mucho de cómo era todo antes, si recuerda a su hermana y su gata Diana.
Las dejo en el campo, junto al arroyo y ella corrió detrás del conejo blanco y cayó en su madriguera. Después de una caída prolongada, casi interminable, que la llevó hasta ese extraño lugar en el que había una reina con mal genio conocida por su frivolidad (ya que se apresura a condenar a muerte a cualquiera que comete una ofensa por pequeña que sea); con sus sirvientes, sus soldados y sus ayudantes, y un rey benévolo.
El ejército se componía de una baraja de cartas, había además un sombrerero preocupado por vender su mercancía y todos sus acompañantes que parecían estar atrapados en el tiempo, en el mismo lugar, el mismo día y a la misma hora; la significativa hora del té inglés.
Existía en aquel lugar un juego de criquet de lo más inusual en el que los palos eran flamencos y las pelotas eran erizos. La complejidad del juego aumentaba con los aros que se movían a lo largo del campo, por lo que aumentaba bastante la dificultad.
Cuando Alicia se vio inmersa en ese extraño lugar se hizo muchas preguntas, no conocía nada como aquello. El gato Cheshire que aparecía y desaparecía; la falsa tortuga y muchos otros personajes componen esta imaginativa narración.
Un relato creativo y lleno de magia que te enseña un mundo nuevo, aquel en el que niños de la edad de Alicia consiguen llegar a través de los sueños.
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